lunes, 26 de noviembre de 2007

Investigación

Evolución Histórica de la Semiótica Según Gottfried Leibniz

Gottfried Leibniz crea la lengua de los habitantes de Sevarambia, en la cual combina elementos del persiano con lenguas locales, con una entonación parecida al greco o al latín. El saludo más común es: “Erimbas erman”, que significa “el sol te sea propicio”[1]
Durante la Antigüedad Tardía y la Edad Media, Agustín de Hipona, Duns Scotto y Guillermo de Ockham reflexionaron de tal manera sobre la naturaleza de los signos, que sus conclusiones pueden ser considerados análisis semióticos. A Agustín se deben, por ejemplo, reflexiones sobre el concepto de metalenguaje. Asimismo, poco antes de que Locke acuñara el término "semiótica", Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) avanzó conceptos que hoy en día serían considerados plenamente semióticos.
[2]
Las tres categorías ontológicas que están en la base de una taxonomía de las diversas formas de signos, son el resultado de los tres tipos de actos mentales definidos por Leibniz y después por Maine de Biran: las impresiones, las percepciones (o sensaciones) y las apercepciones. Así, estas tres operaciones del espíritu, podemos deducir la existencia de tres clases de "modificaciones psíquicas" (Maine de Biran) implicando tres disposiciones de la consciencia, y a las que se pueden relacionar todos los modos del ser "pensante y sintiente" (Mainde de Biran). Estas modificaciones psíquicas permiten aislar tres tipos de estados de conciencia: los estados (internos), los objetos (externos) y los signos propiamente dichos (mistos9. Así, los campos psíquico, objetal y psico mental (al que pertenece la semiótica) pueden ser coordinados en el seno de una problemática común.
Considerando la naturaleza del referente del signo -y este paseo por la semiótica ontológica de Peirce no habrá sido inútil-. Pudiendo ser el referente, él mismo, para la conciencia un Primero, un Segundo o un Tercero, los estados serán llamados respectivamente, estados de aspiración, de experiencia o de costumbre. De aquí resulta una distribución de los estados en nueve clases, bien sea tres grupos de tres categorías de las que se puede admitir una suerte de procesión: de lo psíquico a lo psico- mental, pasando por lo objetal.
Este reparto que no privilegia ya el enfoque idealista, realista o espiritualista, pone término a la inútil proliferación de las clases de signos y clarifica los análisis infinitos y a veces ambiguos de la semiótica peirciana.
Lo impresional (o impresión psíquica-astral) es un estado de aspiración Lo afectal (o afecto) es un estado de experiencia Lo disposicional (o disposición) es un estado de costumbre
Lo virtual (u objeto virtual) es un objeto de aspiración Lo concretal (u objeto concreto) es un objeto de experiencia Lo formal (u objeto formal) es un objeto de costumbre
Lo simbolal (o símbolo) es un signo de aspiración Lo indical (o indicio) es un signo de experiencia Lo reflectal (o reflejo) es un signo de costumbre
[3]
Leibniz sólo concebía a las formulaciones matemáticas ligadas a su aplicación, siendo la producción de formalismos inseparables de las diversas manifestaciones del sentido; Matesis y Semiosis debían aprehenderse simultáneamente. De hecho estos filósofos representan una constante de la epistemología de las ciencias humanas. Su estatus científico está condicionado por la puesta en práctica de un proceso de formalización cuya articulación con el objeto estudiado debe explicitarse totalmente y convalidarse mediante la práctica social. El punto de vista enunciado precedentemente lleva a evaluar el
estado de desarrollo de las teorías científicas a partir de su grado de formalización: desde las doctrinas informes, es decir de opiniones constitutivas de un sistema más o menos coherente de conceptos y de relaciones entre conceptos, hasta los sistemas hipotético-deductivos matematizados, hay un abanico de estatus epistemologícos en el cual las ciencias humanas están fundamentalmente del lado de las primeras y, las ciencias exactas, del lado de los segundos. Ubicándonos resueltamente en esta perspectiva, abogaremos en favor de una matematización cada vez más pronunciada en las ciencias humanas sin perder de vista el valor crítico de las opiniones "informes" y teniendo conciencia permanente del carácter necesariamente reductor de la formalización matemática. El principal escollo en esta gestión puede provenir de la tradicional acusación de imperialismo para con las matemáticas. Es una actitud que objetivamente funciona como un obstáculo epistemologíco que será necesario superar en la medida en que se diferencien en el orden del saber instituído los roles de formalización y aplicación. [4]




[1]“ La semiótica y las lenguas imaginarias” - Nancy Torres Vargas

[2] http://es.geocities.com/robertomatesanz/semiotica.html
[3] http://cura.free.fr/esp/16peirce.html
[4] http://www.monografias.com/trabajos14/semiotica/semiotica.shtml

1 comentario:

fer dijo...

gracias por publicar esa investigación justo el autor que me faltaba!!!!!