viernes, 20 de noviembre de 2009

Crónica: “Revolución del 15 de noviembre de 1922”

Por: Carla Ayala

Una posición económica insostenible, una matanza inolvidable


Ecuador 1922, el gobierno de Luis Tamayo, enfrentaba un periodo de crisis insostenible porque dicha crisis ingreso al país desde 1910 por la caída de los precios especialmente del cacao, que iba cada vez más en declive, como estragos que dejó la primera guerra Mundial, esta falta de ingreso de divisas, era originada por el exceso de importaciones y la falta de exportaciones, cuya situación inquietaba a todas las masas donde los pobres estaban cansados de la situación difícil de mantener y los ricos tratando de sacar provecho de la misma.

La falta de ingreso de divisas provocó el abuso en el costo y la escasez en los artículos de primera necesidad, por otro lado el costo para vivir llegaba a niveles inadmisibles para resistir, especialmente en las clases más necesitadas del sector popular, en las cuales la situación social y económica se agravaba sorprendentemente y por consecuente la moneda ecuatoriana fue desvalorizada.

Todos estos antecedentes no eran mas que la anunciación de un escenario de guerra en el cual el proletario debía enfrentar a la burguesía, arriesgando a toda costa sus vidas, porque de igual modo debían buscar la forma de transformar esa realidad o morir cruzados de brazos como entes inertes insertados en ella.

Entonces como consecuencia de estas condiciones, se produjo el descontento de los trabajadores, que influenciados por tendencias izquierdista, adoptaron nuevas corrientes europeas, entonces buscan organizarse en diferentes confederaciones laborales representativas del poder productivo ecuatoriano, como eran la masas obreras de Guayaquil, estas empezar a exigir mejoras saláriales, la reducción de las horas de trabajo y principalmente la incautación de los giros internacionales para evitar la especulación con su venta.

Esto dio inicio el 26 de octubre a una huelga, donde los obreros del Guayas participaron invocado sus peticiones para que estas sean escuchadas, pero, se hizo caso omiso a las mismas. Sin embargo, estos obreros como guerreros incansables en la lucha continuaron buscando alternativas, para lo cual se creo la Asamblea Luz y Fuerza para realizar el 8 de Noviembre una nueva negociación pacifica aún, y de igual manera a la anterior fue denegada.

Faltaban pocos días para que se de lo anunciado, la huelga final que se inició cuando grandes masas de trabajadores reunidas en la Plaza del Centenario y otros puntos específicos de la ciudad como si todo el pueblo se uniría a la rebelión.

De pronto, luego de escuchar los fogosos discursos de los delegados de cada grupos de manifestantes entre los cuales se habían incluido todo tipo de personas hasta delincuentes y anarquistas, la ciudad era una transformación caótica de gente enloquecida, indignada e inconforme, que desató una total gresca entre el ejército y la policía contra toda esa muchedumbre desorientada y enfurecida.

Luego de incidentes menores el ejercito arremetió contra la manifestación popular produciendo la masacre mas espantosa de la historia ecuatoriana, en vista de todas estas situaciones que trajeron consigo una fatal tragedia salieron a la luz los responsables de tal crisis, para afrontar los respectivos problemas y tratar días mas tarde que la ciudad vuelca a la normalidad.

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